Desarmar el miedo para ser feliz

Amigarse con uno

19/06/2016 Comentarios (3) Extras

Carta de un inconsciente a su padre

Tu inconsciente va a agradecer leer esto. El mío está feliz de haberlo escrito.

Mi viejo no era el mejor del mundo. Tal vez en esa época no existía esa competencia. Pero la verdad, yo no puedo ser de los que posteen en las redes sociales,  “para mi padre, el mejor padre del mundo”…

Mi viejo a veces se enojaba y se ponía severo en sus enojos, parecía que le gustaba gritar cuando algo se salía de la línea (o si no le gustaba no lo sé, lo hacía igual). Los coscorrones no parecían darle mucha culpa. Mi viejo hizo elecciones por amor, que con el tiempo cuestioné. Mi viejo elegía ser padre de familia, al chavon realmente le gustaba eso, le inflaba el pecho. Lo llenaba de orgullo. Un orgullo a veces un tanto áspero para mí. (y es lo único que diré en formato de SER, y ya verán porqué)

Le metía al laburo como loco. De forma desordenada, sí, pero le metía.

Disponía de la verba más estupenda que conocí. Literalmente le vendía, si quería, pelos al hombre lobo y hielo a los esquimales. Era mágico verlo hablar y dejar fascinada a la gente. Se me viene a la cabeza yo viéndolo desde abajo, en mi estatura de niño, mirándolo a él con admiración y observando como lo escuchaban sus interlocutores.

Mi viejo se decía maestro de muchos oficios pero profesor de ninguno. Mi viejo se decía autodidacta y parecía renunciar a que le enseñen.

Mi viejo a veces me hacía unos mimos y estaban buenísimos. A veces tenía palabras de aliento y aunque no le recuerde muchas, las pocas que recuerdo me quedaron grabadas.

MI viejo tenía pensamientos y estructuras un tanto autoritarias y algo represivas y esas lecciones  durante mucho tiempo me marcaron y me condicionaron en mi andar.

A mi viejo le gustó, por lo que me contó alguna vez, estudiar teología.

Mi viejo renunció a muchas cosas personales, por amor a su sistema, a su familia, a sus creencias a todo. Y eso no lo viví con felicidad y como un buen ejemplo.

MI viejo durante años fue mi ídolo, fue lo inalcanzable, fue el modelo, fue la huella que debía seguir…

Sin embargo, en este día del padre, y como nada llega por casualidad, me pude liberar y verlo.

Mi viejo era simplemente un tipo imperfecto. Por ende, era un hombre perfecto.

MI viejo se fue del plano tierra cuando yo tenía 15 años, y “mágicamente”  nos conectamos mucho, con el paso de los años y cuando me fui transformando en adulto.

MI viejo, nunca me pidió que sea nada, pero yo creía que sí. Que tenía que ser como él, que prácticamente tenía que ser él.

MI viejo tácitamente me pedía que sea yo, pero me llevó 25 años comprender eso…
Si revisan lo escrito hasta acá, verán que solo una vez hable del SER. No dije.  mi viejo era un SER severo, sino que actuaba severo, no dije que era un SER violento, sino que daba coscorrones, no dije que era un SER mimoso, sino que me daba buenos mimos.

¿Y saben porque? Porque este es el regalo que me hizo hoy mi padre desde  donde está.

Me enseño a no juzgarlo. Me acompañó todos estos años en el silencio de lo físico, pero en la voz del alma. Estuvo conmigo en casa sesión de terapia, en cada taller de constelaciones, en cada sesión de reiki, neurociencia, o lo que sea. Estuvo en cada error y en cada acierto de mi vida. Él simplemente esperó. Apoyaba su mano álmica en mi hombro derecho cada vez que lo yo llamaba y me decía, “estoy orgulloso de vos”, me miraba desde donde estuviera con esos mismos ojos verdes que nos unen y desde su destino, me abrazaba como el adulto que siempre va a abrazar al niño.

MI viejo esperó, ya no tenía ningún apuro su alma, no había ningún lugar a donde ir. Mi viejo sabía que éste era el paso para la redención del hombre, para la conquista del adulto, pare  el encuentro con mi alma.

Mi viejo, desde su orgullo y con su alma, me miró y me dijo, “Hijo, recordemos ese pacto que una vez en el infinito de los tiempos hicieron nuestras almas cuando pactamos que yo sería tu padre, y tu elegiste ser mi hijo: Tomarás la vida que te daremos con tu madre y harás algo bueno con ella. Eso es lo único que deseo de ti. El sano complimiento de nuestro trato.”

Gracias Papá, porque el cumplimiento de ese trato me libera, no hay huella que tenga que seguir, camino tuyo que terminar, ni historia ancestral que repetir. Gracias papá porque quedo liberado, para ser quien elija ser, criar a mis hijos (cuando los tenga) desde mis creencias, mis sentires y mis experiencias, librándolos y librándome de las historias del clan.

Gracias Papá porque  ahora puede concluir que cada elección que tome será mía y no tuya, y si coincidimos en los gustos (las ventas, los negocios, las charlas, el sentido del universo, etc.) será una alegría saberlo, pero no un mandato.

Gracias Papá, porque ahora me siento libre, posibilitado de cometer mis errores y sobre todo mis aciertos.

Gracias papa, porque sos y serás siempre un ejemplo.  Un ejemplo  para ver lo que quiera tomar, y un ejemplo de lo que elija soltar.

Gracias papa, porque me enseñaste a tomarte y con ello me diste la mejor lección, me enseñaste  a amarte.

Gracias Papá porque parte de mi fuerza viene de vos y la otra de mamá, de linaje de ambos de donde provengo.

Gracias papá porque no necesitaste estar vivo para enseñarme de todos modos, lo que es el amor.

Te amo, y sé, definitivamente, que vos también.

Feliz día.

TU 7mo hijo. Emanuel

 

 

3 Responses to Carta de un inconsciente a su padre

  1. Andrea dice:

    Guau… me dejaste helada Ema. Me encantó, me emocionó y me identifiqué en algún punto. Si algún día volvemos a coincidir personalmente en esta vida, te contaré un poco de mi historia. Abrazo y beso!!! Gracias por compartirlo!!!

  2. Pablo dice:

    ¡Lindo regalo para papá en su día, Emanuel!

  3. nelida noemi diaz dice:

    Comparto plenamente tu relato!! Que bueno que podamos distinguir entre las acciones y el SER. Es liberador el amor asi!! Sin ataduras. Tomar la vida valorando la conexion con ella aprendiwndo a disfrutala dia a dia!!
    Gracias por tu compartir.
    Neli

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